DONALD TRUMP: CAUSAS Y CONSECUENCIAS

“La vida es atroz y lo sabemos. Más, precisamente, porque espero poco de la condición humana, los periodos de felicidad del hombre, su progreso parcial, sus esfuerzos por volver a empezar y proseguir, se me antojan todos una cantidad tan ingente de prodigios que prácticamente compensan la monstruosa amalgama de enfermedades y derrotas, de indiferencia y de errores. Sobrevendrá la catástrofe y la ruina; triunfará el caos, aunque, de cuando en cuando, el orden también lo hará”

Memorias de Adriano

Marguerite Yourcenar (1951)

El cuadragésimo quinto Presidente de los Estados Unidos es un hombre controversial, rodeado por un halo de escándalos que abarcan desde sórdidos aspectos de su vida privada, hasta temas de mayor sensibilidad que parecen comprometer la seguridad nacional, siendo especialmente inquietantes las acciones que aumentan la tensión e incertidumbre en el sistema internacional, tales como la guerra comercial con China o la creciente hostilidad con Irán. Odiado por sus detractores e idolatrado por sus seguidores, es un hombre que no deja indiferente a ningún actor de la política y la opinión pública, bien sea estadounidense o mundial. Tras más de dos años y medio en el poder han sido abundantes las críticas al Presidente Trump y a su gestión, estando algunas de ellas más que justificadas. Sin embargo, en dicho proceso se ha hecho evidente que pese a lo caustico de los cuestionamientos al Presidente no existe claridad sobre las causas que le permitieron vencer en las elecciones de 2016, asumir la presidencia en 2017, mantenerse en el poder y aspirar a ser reelegido en 2020.

Bernard Sanders, político norteamericano que se cataloga como demócrata socialista y que anunció su intención de aspirar a la presidencia en las próximas elecciones, manifestó durante el lanzamiento de su candidatura, en febrero de 2019, que «ahora más que nunca, necesitamos un liderazgo que nos una, no que nos divida», añadiendo al día siguiente que buscaría “unificar al pueblo y juntos no solo venceremos a Trump sino que también transformaremos la vida económica y política de este país”. Joe Biden, ex Vicepresidente de Obama y quien lanzó su candidatura a la presidencia en abril, manifestó a través de su cuenta de twiter que “Los valores fundamentales de esta nación… nuestra posición en el mundo… nuestra democracia… todo lo que ha hecho América está en juego, es por eso por lo que hoy anuncio mi candidatura para la presidencia de Estados Unidos».  

Declaraciones similares han sido realizadas por otros aspirantes del partido demócrata como Pete Buttigieg, Elizabeth Warren o Beto O´Rourke, quienes también han manifestado su intención de entrar a la carrera por la Casa Blanca y derrotar a Donald Trump. Las palabras pronunciadas por los precandidatos son comprensibles al estar enfrentados a un presidente que, desde su perspectiva y desde la de diversos sectores de la opinión pública, ha dividido al pueblo norteamericano. En dicho proceso ha vulnerado algunos de los más sólidos consensos políticos y sociales en torno a temas como la separación de poderes, el libre comercio, los derechos fundamentales, la migración o las alianzas internacionales. Sin embargo, al igual que con las críticas al Presidente, es muy poco lo que explican sobre las causas que lo llevaron a la victoria o sobre los amplios apoyos que aún conserva en diversos sectores de la sociedad estadounidense.

No obstante, en las palabras de Sanders, Biden y otros políticos demócratas, se puede identificar una parte de la explicación que ayudaría a entender el triunfo de Trump en 2016 y su posible éxito en la próxima contienda electoral. En contravía con lo expresado en los discursos, es posible que Trump no haya sido la causa de la división que afecta al pueblo norteamericano, aunque es claro que la ha profundizado, sino todo lo contrario, él es la consecuencia política de una profunda división que afecta a los estadounidenses en términos sociales, económicos y culturales. Esta división está presente desde hace varias décadas, siendo temas como el acceso a la salud, la regulación del sector financiero, la educación, el porte de armas, el medio ambiente, el uso de sustancias psicoactivas, el acceso a vivienda, el aborto, la tensión racial, la lucha contra la pobreza y la visión de ser una nación multiétnica o multicultural; algunos de los más neurálgicos en la agenda sociopolítica. La persistencia de estos problemas ayuda a explicar en cierta medida la división del país, siendo temáticas que no han logrado ser abordadas de forma eficaz ni por los demócratas, ni por los republicanos y ahí es donde está el éxito pasado y futuro de Donald Trump, ya que él sí ha logrado captar e instrumentalizar el profundo malestar creado por esta situación, presentándose como un outsider en la política estadounidense.

El presidente, que a lo largo de su vida ha militado tanto en el partido republicano como en el demócrata, respaldado por diferentes élites económicas, ha sabido capitalizar la desazón de sectores de la sociedad norteamericana, ubicados en ciudades intermedias, la periferia de las grandes ciudades o zonas rurales del país, en el medio oeste o el Cinturón de la Biblia, que han visto o perciben un desmejoramiento real o potencial de sus condiciones de vida. Esta población tiende a engrosar las filas del sector agrícola estadounidense, de las fábricas, de los sectores industriales, de la clase trabajadora en los negocios pequeños o medianos, así como de las unidades militares que luchan en Afganistán, Irak o Siria. Son ciudadanos de tendencia conservadora, que centran sus vidas en torno a Jesús, las armas amparadas por la segunda enmienda y la nebulosa perspectiva de un país mejor, que quisieran que regresase a las certezas de la Norteamérica de Eisenhower. En el otro lado están las grandes ciudades cosmopolitas, globalizadas, multiculturales y progresistas, de las que Nueva York es su más imponente bastión, caracterizadas por un ritmo de vida indetenible, una frenética actividad económica y poderosas élites intelectuales, artísticas, culturales y políticas, con alcance global. Aunque en esta excesiva simplificación de la realidad social estadounidense hay muchos puntos adicionales e intermedios, lo que parece estar ocurriendo en los últimos años es que estos extremos cada vez se comunican, se comprenden y se reconocen menos, distanciándose cada vez más y polarizando con ello el proceso político.

Lo anterior, debido a que un sector considera al otro como una vergonzosa y desdeñable anomalía hedonista que atenta contra los más importantes principios y valores sociales que dieron cuerpo al exitoso experimento norteamericano en términos económicos, políticos y culturales. Mientras tanto, el otro sector ve a su contraparte como unos ignorantes, retrógrados e incapaces de progresar, personas que solo son dignas de conmiseración o indiferencia y que representan un pasado atávico que no tiene cabida en las dinámicas de la modernidad multicultural y cosmopolita que ellos representan e impulsan. Esta situación fue plasmada de forma acertada por el periodista norteamericano Joe Bageant en su libro <<Crónicas de la américa profunda>>, cuando escribió que en Norteamérica “algo parece haberse perdido; algo que de alguna forma ningún líder, ninguno de nuestros supuestos mejores, los educados, los brillantes ungidos para teorizar y ejecutar políticas, los elegidos, parecen capaces de ubicar; mientras tanto, nosotros, los no elegidos, los que nos quebramos los nudillos girando llaves de acero o enviamos nuestros hijos a caminar en el terror, en medio de bombas, en la oscuridad, sangre y arena, subeducados, desinformados y despistados como estamos, permanecemos de píe”; describiendo con estas acertadas palabras la particularidad social del momento.

Esta profunda y compleja división social, ajena a cualquier tipo de solución simplista, es previa a Trump y continuará después de él, siendo la que permite entender al controvertido Presidente como una consecuencia y no como una causa. En este momento ni los republicanos, ni los demócratas, parecen tener la capacidad para debilitar los extremos y mover el país hacia el centro, en especial los demócratas que ven a Trump como la causa de todos los problemas y no como una consecuencia de los mismos, insistiendo en catalogarlo como un agente ruso o un producto de la manipulación informática. Este cambio de visión sería de la mayor utilidad para los dos partidos ya que implica trabajar para recuperar el pragmatismo, es tratar de volver a centrar la discusión en los problemas medulares que afectan la sociedad estadounidense y que crearon un terreno fértil para el Presidente Trump, así como para las visiones más extremas de la política, tanto a la derecha como a la izquierda, que se han posicionado en el espectro político estadounidense. Con la actual situación también se ha hecho evidente la clara desaparición del pragmatismo estadounidense y con ello, el surgimiento de una crisis estructural en la democracia norteamericana.

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Guerra en Siria 2011 - 2017

Autor:

Guerra en Siria 2011-2017: Aproximación los objetivos e intereses de Siria, Estados Unidos, Rusia y sus aliados. Publicado por Amazon KDP. Septiembre de 2018. Middletown DE – USA.

Descripción:

Desde marzo de 2011 la República Árabe de Siria se ha visto consumida por una brutal guerra que hunde sus raíces en la convergencia de varias confrontaciones interconectadas, que han sido alimentadas por actores nacionales, regionales y mundiales, quienes a partir de una particular identificación de objetivos, intereses, riesgos y oportunidades, tanto potenciales como reales, han decidido luchar con particular ferocidad. El conflicto continuó adquiriendo nuevas connotaciones marcadas por la profundización de una guerra muy degradada y por el incremento de las tensiones entre norteamericanos y rusos. ¿Qué factores internos y externos llevaron a la confrontación? ¿Cuáles son los intereses u objetivos de los actores involucrados en la guerra? y ¿Qué lecciones deja este conflicto? son algunas de las preguntas que se pretende responder con este breve texto, que busca contribuir a la comprensión de esta guerra.

Primera guerra mundial

A cien años del inicio de la Gran Guerra sigue causando consternación la manera en la que se concatenaron los hechos y se dio forma a las decisiones de los gobiernos europeos en respuesta al asesinato del Archiduque Francisco Fernando, heredero al trono del Imperio Austrohúngaro, en Sarajevo, a manos de un nacionalista Serbio. Las acciones puestas en marcha en ese momento llevaron a los pueblos de Europa a una titánica confrontación, incomparable en sus magnitudes y cuyas consecuencias marcaron el Siglo XX. En aquel verano de 1914 se desencadenó una compleja maquinaría de alianzas político – militares, que en los siguientes cuatro años consumió la fuerza vital de las naciones europeas. Las complejas visiones e intereses de las potencias europeas se vieron reflejados en el manejo de la política exterior, explicando en buena medida, las causas de la guerra. Sin embargo, la guerra también fue posible porque los gobiernos contaron durante parte de la misma con el apoyo decidido de la sociedad. En ese sentido, el presente libro busca presentar la forma en la que interactuaron los gobiernos entre sí y los gobiernos con sus sociedades antes de la guerra, dando cuerpo a sus causas.

Homo Furens o el hombre como guerrero

Autor:

Homo Furens o el hombre como guerrero. Publicado por Editorial Académica Española. Agosto de 2016. Dusseldorf – Alemania.

Descripción:

La guerra es tal vez la más compleja y perdurable de las actividades sociales que emprenden los seres humanos, siendo un referente cultural común para todas las civilizaciones. Los esfuerzos por comprenderla, librarla exitosamente o prevenirla, están dentro de los campos de estudio que requieren de mayor atención. Aunque la guerra colma las páginas de la historia e involucra un gran número de elementos que interactúan de forma constante haciéndola un sistema extraordinariamente complejo, sigue siendo una actividad en la que el individuo que la lleva acabo es central. Por ello en este texto se busca hacer una breve reflexión sobre la guerra desde ese nivel, el del individuo, el soldado, que es quien enfrentado a la dura realidad de la guerra se transforma en un Homo Furens, en un guerrero, una subespecie del Homo Sapiens, que surge por y para la guerra, definiendo su naturaleza, dándole fuerza y dinamismo, así como continuidad. Esta situación es resultado de varios elementos, siendo central los encantos o placeres que las personas, convertidas en guerreros, encuentran en la guerra.