PERFUME AMARGO: CINCUENTA Y UN AÑOS DE LA BATALLA POR LA CIUDAD IMPERIAL DE HUE

El 22 de febrero de 1968 los exhaustos y maltrechos hombres de la Infantería de Marina de los Estados Unidos, junto con las igualmente agotadas tropas del Ejército de la República de Vietnam del Sur (ARVN), culminaron la toma de las ruinas humeantes de la Puerta Sur en la ancestral Ciudad Imperial de Hue, la entrada más importante de este centro urbano localizado junto al Río Perfume y considerado la capital cultural, arquitectónica e intelectual del pueblo vietnamita. La puerta, en palabras del Mayor Robert Thompson, fue tomada por la Compañía L “en un esfuerzo clásico de armas combinadas que no pudo ser mejor ejecutado, irónicamente el sol salió por primera vez en dos semanas y los aviones de la Marina bombardearon con napalm a ochocientos metros de las tropas que avanzaban, mientras que los tanques desencadenaban una tormenta de fuego sobre las posiciones del enemigo en los muros del palacio”.

Aunque la batalla se extendió hasta el 2 de marzo, la recaptura de la Puerta, junto con la posterior toma del Palacio Imperial y la Torre Sur, lugar en el que hondeó por veinticinco días una gigantesca bandera norvietnamita, marcaron la culminación de una de las batallas más sangrientas de la Guerra de Vietnam (1964-1975). La batalla se libró en el marco de lo que se conoció como la Ofensiva del Tet, un masivo ataque que lanzó el Ejército de Vietnam del Norte (NVA) y el Vietcong (VC), el 31 de enero de 1968, día del año nuevo lunar, contra Vietnam del Sur y sus aliados norteamericanos. Tras la batalla el panorama en la ciudad era de una devastación surrealista, Geoffrey Ward y Ken Burns, en su libro <<La guerra de Vietnam: Una historia íntima>>, de 2017, mencionaron que “al final poco quedó de Hue, excepto ruinas divididas por un rio”. Relataron, retomando las palabras de médicos y otros testigos, que “después de la batalla se retrasmitió a los habitantes de Hue pasando a través del pulverizado muro sur de la ciudadela para recoger los pedazos de sus vidas, Hue ya no era nada ahora, nada, no era solo la perdida de los edificios y los monumentos, era la pérdida del espíritu, se había ido”.

La situación fue tan extrema que el Coronel de la Infantería de Marina de los Estados Unidos, Stanley S. Hughes, “ordenó a los Marines disparar a los perros, los gatos y cerdos que se estaban alimentando de los cuerpos, tanto de norteamericanos como de vietnamitas, que no habían podido ser retirados inmediatamente debido a la situación táctica”. El Capitán Myron C. Harrington narró cómo había “un horrible olor, podías probarlo cuando comías tus raciones, era como si estuvieras comiendo muerte, penetraba tus ropas, las que no podías lavar debido a que el agua era muy escasa y tú tampoco podías tomar un baño o afeitarte”. Nguyen Huu Vinh, miembro del ARVN que estaba de permiso en la ciudad durante el ataque, recuerda como “había cuerpos por todos lados… cuerpos del Vietcong, personas locales y soldados del sur, nadie los enterraba”… ¿Qué pasó en Hue?

Los mitos fundacionales de la civilización vietnamita cuentan que su pueblo se originó en una tierra llamada Lac Viet, en el norte del actual Vietnam. Son producto de la unión del rey dragón del mar, Lạc Long Quân y el hada inmortal de las montañas, Au Co, quienes tras enamorarse, tuvieron cien hijos que surgieron de huevos mágicos. Incapaces de vivir juntos debido a que el dragón extrañaba el mar y el hada sus montañas, cada uno tomó cincuenta niños y se los llevó a sus respectivos reinos, siendo estos niños los ancestros de los vietnamitas. La historia del país empezó con la dinastía Hong Bang, hacia el año 2879AC, que gobernó el país por cerca de 2622 años. Hacia el año 111AC entró en escena un actor que influenció profundamente el desarrollo de Vietnam: China.

Ese año los vietnamitas fueron invadidos por la Dinastía Han (206AC – 220DC) que los convirtió en la provincia de Nan Viet e intentó imponer los criterios culturales chinos, decisión que llevó a la rebelión de las hermanas Trung Trac y Trung Nhi, en el año 39. Las hermanas Trung, reconocidas por sus habilidades en artes marciales y por acudir a la batalla montadas en elefantes de guerra, lograron expulsar a los chinos quienes contraatacaron en el año 43 con un gigantesco ejército. Vencidas, unas fuentes señalan que el comandante del ejecito chino, General Ma Yuan, las decapitó, mientas que otras señalan que las hermanas optaron por el suicidio, antes que rendirse o negociar. Este hecho las convirtió en heroínas nacionales y una constante fuente de inspiración en los siglos venideros, siendo un símbolo nacional de tenacidad, determinación y sacrificio frente a enemigos extranjeros.

Diferentes dinastías chinas dominaron Vietnam durante los siguientes mil años (111AC-938DC), teniendo que enfrentar contantes revueltas de los vietnamitas, quienes se levantaron contra China en los años 220, 248, 542 y 589. En el año 938, en la Batalla de Bach Dang, los vietnamitas derrotaron a China y ganaron su independencia, sin embargo otros héroes nacionales como el General Ly Thuong Kiet (1019-1105) o el General Tran Hung Dao (1228-1300), siguieron enfrentando de forma exitosa a los chinos. La dominación china retornó entre los años 1406 y 1428, momento en que el General Le Loi puso en marcha una implacable guerra de guerrillas contra China, que la obligó a retirarse del país. En los siglos subsiguientes el país se enfrascó en una serie de conflictos internos entre los reinos de Tonkín (Norte), Annam (Centro) y Conchinchina (Sur), que pugnaban por unificar el país.

Esta milenaria historia en la que tiene gran fuerza la influencia china, hizo que el país desarrollara una comprensión del mundo en la que hay elementos del taoísmo, el budismo, el confusionismo, el neo confusionismo y algunas creencias animistas. Para los vietnamitas, tal y como lo planteó Neil Jamieson en su libro <<Entendiendo a Vietnam>>, su visión del mundo está basada en esquema cosmológico basado en el yin y el yang, consideradas las dos fuerzas primordiales de las cuales todo en el universo ha sido creado y que recorre todo, desde el individuo hasta el Estado, pasando por las familias, las villas, las ciudades y las naciones. Cuando el yin y el yang están en balance hay armonía, cuando no, estalla el caos y el conflicto.    

Trabajos como el de Nguyen Thi Ha Than <<La Ciudadela de Hue en la transición de una composición urbana durante el ascenso y la caída de la Dinastía Nguyen en el Siglo XIX>> del año 2010 y el de Phan Thuan An <<Arquitectura de la antigua capital de Hue: Características nacionales de Vietnam e influencias extranjeras>>, traducido por Nguyen Van Hue, mostraron que en ese contexto surgieron los primeros asentamientos de Hue, nombre resultante de una deformación en la pronunciación de la palabra Hoa, utilizada para referirse a los chino – vietnamitas. En los mitos budistas, Hue saltó a la vida como una flor de loto que brotó en un charco de barro, mientras que los registros la mencionan hacia el Siglo XIV, año 1307, cuando el Rey Jaya Sinhavarman III, entregó las tierras donde surgiría la ciudad en el marco del matrimonio con una princesa de la Dinastía Tran. Durante los siguientes dos siglos y medio la zona fue objeto de una feroz lucha entre señores feudales locales, hasta que hacia el año 1558 los Nguyen Hoang lograron imponerse sobre los demás.

La dinastía de los Nguyen empezó a expandir su influencia por la región, una zona predominantemente budista dominada por la arquitectura de imponentes pagodas, y eligió Hue como su principal ciudad hacia 1636. La ciudad empezó a desarrollarse a orillas del rio Huong Giang, bautizado en Siglo XIX por los franceses como Rio Perfume, una cinta de agua de unos 30 kilómetros de largo que se caracteriza por un exquisito olor a bosque y flores aromáticas, producido por la caída de plantas, hojas y materia vegetal al río durante su paso por las montañas, especialmente en el otoño. Este fenómeno impregna todo su curso de sorprendentes aromas a naturaleza que fueron asociados con un perfume y que han sido fuente de inspiración para generaciones de artistas, poetas, compositores, encuentros románticos o almas que buscan la tranquilidad.

La ciudad, localizada a tan solo siete kilómetros del Mar de China, empezó a atraer mercaderes y artesanos que impulsaron no solo un mayor proceso de urbanización, sino también el crecimiento poblacional. En 1687 el centro de la ciudad era la villa de Phu Xuan, que extendía su influencia al territorio de otras siete villas, en las que se conjugaban incipientes construcciones urbanas y rurales. Hacia 1750 la ciudad contaba con cerca de seis mil habitantes, lo que la convirtió en un centro urbano populoso para los estándares vietnamitas, estando dominada por construcciones como cabañas de bambú, calles rusticas estrechas y mercados para el comercio, al tiempo que por su posición geográfica se veía afectada por constantes lluvias, tormentas e inundaciones, en un clima caluroso y húmedo.

En el año 1802 el Rey Gia Long, primer Emperador de la Dinastía Nguyen, que llegó al poder con el respaldo de los franceses quienes avanzaban por Indochina de la mano del catolicismo, la búsqueda de mercados y la competencia imperial con Gran Bretaña, decidió convertir Hue en la capital del Vietnam unificado (Conformado por Tonkín, Annan y Conchinchina) y poner en marcha un monumental proceso de construcción. Para decidir el lugar donde se construyó la ciudad se consultó a los geomantes, las teorías Ying – Yang, el I Ching y el Feng Shui, siendo estos elementos los que definieron el lugar de construcción, el día propicio para iniciar los trabajos, la dirección de la ciudad y la utilización de los espacios geográficos naturales. Adicionalmente, se buscó minimizar el impacto de las frecuentes tormentas e inundaciones que aquejaban el lugar de construcción, así como el aprovechamiento de la luz y el viento en diferentes momentos del año, respondiendo de esta forma las particularidades geográficas y climáticas de la zona.    

El Emperador deseó que Hue fuera una réplica de la Ciudad Prohibida de Beijín. Bajo su mando la ciudad se ubicó al lado izquierdo del rio como un diamante alineado con los puntos cardinales y cuyo vértice más importante se ubicó al sur para prevenir impactos malignos. En su construcción se movilizó a diez mil obreros que trabajaron durante treinta años, construyendo un foso de diez kilómetros de largo que conformó el perímetro externo de la ciudad y que fue reforzado por un primer muro de más de diez metros de alto, construido con bloques de piedra de dos metros de largo por dos de ancho, cada uno. En la construcción de los muros se diseñó una puerta por cada punto cardinal, siendo la Sur o Meridional la más emblemática de todas al ser el punto de acceso a la ciudad y la de mayor tamaño.

Contaba con dos niveles, el primero era un macizo muro defensivo de piedra con tres enormes entradas rectangulares, siendo la central la más grande y la que utilizaba el Emperador. El segundo era el Pabellón de los Cinco Fénix y al igual que la construcción original en Beijín, la sección central estaba acompañada a ambos lados por alas que se proyectaban hacia adelante, con altas torres tradicionales donde había pabellones adicionales para los miembros de la corte. Estos pabellones tenían  espacios abiertos soportados por columnas rojas, con techos triangulares amarillos curvos de estilo chino, desde donde el Emperador y sus funcionarios observaban maniobras militares, recibían homenajes o presidían ceremonias religiosas.

En la construcción se utilizó los desarrollos arquitectónicos del ingeniero militar y jefe de fortificaciones del Emperador Luis XIV de Francia, Sébastien le Prestre de Vauban (1633-1707), un genial maestro de la guerra de sitio y en la construcción de ciudades fortificadas. La herencia de Vauban llegó a manos del Emperador Gia a través de especialistas constructores como el Coronel Oliver de Puymanel y otros franceses que empezaron a llegar a la zona producto del impulso colonial dado por la expansión de catolicismo y la búsqueda de materias primas. En Hue se utilizó la idea de Vauban de que la fortificación debía absorber la energía de las fuerzas atacantes, lo que se logró a través de la construcción de fosos, posiciones fortificadas, rampas, bastiones y puntos de disparo, aspectos que marcaron el desarrollo militar de la ciudad.

También se construyó al interior del primer muro un segundo espacio llamado «La Ciudadela», donde había una extensa red de palacios, casas y edificios administrativos del Imperio, donde vivían funcionarios del Emperador, príncipes, princesas, oficiales militares, poetas, escritores y otros altos miembros del gobierno o la nobleza. Luego, hacia la zona sur se construyó el Palacio Imperial, que estaba rodeado de un nuevo foso y macizas murallas, que tenían como propósito proteger la residencia del Emperador y su familia. Además de la infraestructura militar, la ciudad de Hue se caracterizó por acoplar en su arquitectura hermosos jardines que acompañaban las casas, las pagodas budistas, los palacios y los mausoleos que se construyeron, siendo este uno de sus rasgos estéticos más característicos y que llevó a que la capital también fuera conocida como una ciudad verde.

Las casas, palacios y otras expresiones arquitectónicas de este periodo, conocido como Periodo Monárquico, también se caracterizaron por ser construidas en madera cuidadosamente tallada y decorada. Palacios y casas estaban localizados en medio de amplios jardines con abundante agua, donde había antiguos árboles que daban sombra en los días calurosos. Las casas podían ser de una o tres cámaras, con una entrada principal, varias entradas secundarias, viviendas más pequeñas alrededor y fuentes de agua limpia permanente para uso diario. Las construcciones en La Ciudadela tendían a ser abiertas y no excesivamente grandes, buscando mantener una relación equilibrada con el ambiente natural que la rodeaba, exigiendo de sus constructores un cuidadoso planeamiento en el levantamiento de pisos y techos que debían responder a las inclemencias de la lluvia y las inundaciones, así como a la necesidad de aprovechar la luz y el viento para iluminar y refrescar los espacios. 

La arquitectura de la ciudad, en especial puertas, muros y techos, tanto internos como externos, estaba cuidadosamente decorada con ilustraciones que seguían los modelos vietnamitas y chinos. De allí que fuera común encontrar representaciones y gravados relacionados con las estaciones que se expresaban a través de flores como los albaricoques, los lotos, los crisantemos y los sauces, al tiempo que se dedicó un espacio importante a la representación de animales sagrados como las tortugas, los grifos o los fénix, teniendo la imagen del dragón, bien fuera solo o luchando, un espacio especial al ser un símbolo de fuerza. Los elementos decorativos de los 160 edificios que llegó a tener la ciudad, podían encontrarse elaborados en madera, terracota, metales, papel o tela, siendo común encontrar las edificaciones pintadas de colores como el rojo, el azul, el dorado, el naranja o el amarillo.

Durante los años subsiguientes, los 13 emperadores Nguyen que habitaron la ciudad hasta 1945 continuaron desarrollándola. La urbe experimentó un cambio importante con la llegada de Francia en el Siglo XIX, momento en que Vietnam se convirtió en una de sus colonias. Aunque los vietnamitas trataron de mantenerse alejados de los poderes europeos y preservar su independencia cerrando el país, como resultado de la persecución a los cristianos, españoles y franceses atacaron la zona central (Annan) en 1858, conquistando las fortificaciones del lugar. En febrero de 1859 la ciudad de Saigón también fue conquistada pero tuvo que ser evacuada por los franceses en 1860, quedando cerca de mil militares franceses y españoles que continuaron luchando en la región hasta junio de 1862, cuando se firmó en Saigón, un tratado de paz.

En el acuerdo se cedió a Francia varias provincias, franceses y españoles accedieron al comercio a través de tres puertos (Turana, Balal y Luang-an) y los vietnamitas tuvieron que pagar una indemnización a los franceses. En 1867 se firmó un nuevo instrumento conocido como el Convenio de Hue, donde se cedió a Francia la provincia de Saigón, Vien-Hoa y My-tho. En 1869, invocando el incumplimiento de los acuerdos, el Almirante francés Amédée-Anatole Courbet atacó los fuertes de Hue obligando al emperador Tu-Duc a reconocer el protectorado de Francia sobre Annam y Tonkín en agosto de 1884, y en 1873 los franceses se apoderaron de Hanói, con lo que Francia estableció su soberanía sobre Annam y Tonkín. El territorio fue organizado bajo el nombre de Conchinchina Francesa (Octubre de 1887), estando ésta entidad conformada por Vietnam (Annam, Tonkín, Cochinchina), el Reino de Camboya y Laos, que se agregó en 1893. La estructura política federada creada por Francia duró hasta 1954 y su capital fue Saigón, dejando los franceses una fachada de poder a los soberanos locales: Los emperadores de Vietnam, los reyes de Camboya y los reyes de Laos, quienes no contaban con poder real.

En este periodo conocido como Colonial (1875-1954), la arquitectura de Hue tuvo un nuevo desarrollo, especialmente entre las década de 1910 y 1920, cuando Francia puso en marcha masivos proyectos de construcción. Los franceses construyeron al lado derecho del Rio Perfume, justo en frente de la ciudad de Hue, oficinas gubernamentales, centros de comercio, villas, hoteles, edificios postales, iglesias, bancos, una estación de ferrocarril, una universidad, librerías, restaurantes, colegios y un hospital. Los vietnamitas tuvieron que ceder una parte del área nororiental de La Ciudadela, donde se construyó un puesto militar que fue rodeado por un sistema de muros defensivos. La arquitectura que desarrolló Francia enfrentó serios obstáculos debido al clima caliente y húmedo de Hue, lo que los obligó a desarrollar un nuevo estilo de construcción que fue conocido como Arquitectura Indochina. Aunque se podían encontrar estilos como el Art Deco o el Neo Gótico, el estilo dominante tendió a ser el francés Neo Clásico.

Bajo este estilo son identificables la sobriedad, líneas rectas y formas basadas en modelos griegos y romanos antiguos, tales como los remates triangulares en la parte superior de los edificios (Frontón) y el uso de columnas, teniendo sofisticadas terminaciones en las puertas, ventanas y techos, siendo las obras hechas en ladrillo, metal y en menor medida en madera. También se utilizaron puertas y ventanas de gran tamaño que permitieran aprovechar la luz natural y el viento para refrescar e iluminar los edificios. Los espacios internos de estas construcciones eran amplios y combinaban muebles de estilo vietnamita – chino con objetos de la cultura occidental, lo que creaba una atmosfera que mezclaba tradición y modernidad. Los franceses adoptaron también los exuberantes jardines de Hue, que podían ser pequeños o de gran tamaño, dependiendo de la estrucutra que acompañaran. Los edificios tendían a estar pintados de colores como el blanco o el amarillo y otras tonalidades claras, que reducían la concentración de calor en los mismos.     

Aunque desde un primer momento los vietnamitas resintieron profundamente la presencia de los franceses, la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) creó una coyuntura que llevó al declive de Francia en Indochina. Tras el comienzo de la guerra en septiembre de 1939, los franceses fueron derrotados rápidamente por los alemanes en junio de 1940 y en septiembre del mismo año la Francia Colaboracionista de Vichy accedió a las demandas de Japón para conceder acceso militar a los japoneses a través de Tonkín. Esto permitía a Japón incrementar la presión sobre China y avanzar en su estrategia de dominación del Océano Pacífico y otras porciones del sureste de Asia, conocida como Esfera de Coprosperidad. Los japoneses ocuparon militarmente Vietnam pero no realizaron cambios en la administración del país, ni influyeron en otros aspectos sociales o culturales. Aunque hacia marzo de 1945 el Imperio del Japón decidió tomar el control efectivo del país, los bombardeos nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki en agosto 6 y 9 de 1945, llevaron a la rendición del Imperio el día 15 del mismo mes.

En mayo de 1941 se había creado un movimiento político – militar llamado el Viet Minh que tenía como objetivo obtener la independencia de Francia y luchar contra la ocupación de japonesa, siendo este último curso de acción apoyado los Estados Unidos. El movimiento estaba bajo el liderazgo de Ho Chi Minh (El Presidente del Partido Comunista de Indochina y cuyo verdadero nombre era Nguyen Sinh Cung) y Vo Nguyen Giap (El Comandante Militar), quienes proclamaron la independencia de Francia el 2 de septiembre de 1945 y crearon la República Democrática de Vietnam que intentó acercarse a EEUU. Sin embargo, los líderes franceses tenían ideas diferentes en mente y decidieron reconquistar su imperio colonial tanto para recuperar prestigio, como para retomar el control de actividades económicas como el caucho, el tungsteno, el arroz y el opio vietnamita. Esta incompatibilidad de objetivos llevó al estallido de la guerra entre el Viet Minh y Francia en noviembre 1946, una guerra en la que los franceses confiaban en obtener una rápida victoria.

Francia nombró en 1949, al último emperador vietnamita, Bao Dai y se involucró en una guerra de guerrillas cada vez era más brutal y costosa. Inmersos en la Guerra Fría, los Estados Unidos, no sin cierto desagrado, decidieron apoyar los planes coloniales de los franceses en la guerra a cambio de su apoyo para el desarrollo de la estrategia de contención a la Unión Soviética, en Europa. La victoria de los comunistas de Mao Tse Tung en China (1949), el apoyo de los chinos a las guerrillas vietnamitas y el estallido de la Guerra de Corea (1950-1953), posicionaron como prioridad a la Península de Indochina y a Vietnam, en la agenda de política exterior de los Estados Unidos. Francia, enfrentada a una creciente oposición interna a la guerra en Indochina, así como a altos costos en vidas y recursos, decidió, a través del General Henri Navarrete, tratar de obtener una victoria decisiva para recuperar el apoyo popular.

Para ello se estructuró y lazó la Operación Cástor, en marzo de 1954, con el fin de forzar una batalla decisiva contra el Vit Mihn en Dien Bien Phu, remota zona rural al norte de Vietnam. La idea era obligar a las guerrillas vietnamitas a luchar concentrados en torno a una serie de posiciones fortificadas donde había 12.000 Legionarios Franceses y donde serían destrozados por la artillería y la aviación francesa. Sin embargo, los vietnamitas lograron reunir 200.000 trabajadores que realizaron la imposible tarea de emplazar piezas de artillería de gran calibre en torno a Dien Bien Phu y contaron con 50.000 hombres para el ataque principal y 50.000 más como apoyo. La batalla que se libró fue de una brutalidad estremecedora tal y como lo contó Erwan Bergot, uno de los 11.721 soldados franceses capturados tras la batalla y uno de los 3.290 que regresó con vida. Él participó en la lucha librada entre el Cuerpo Expedicionario Francés y el Viet Minh entre marzo 13 – mayo 7 de 1954 y narró en su libro <<La Batalla de Dien Bien Phu>>, los pormenores de esta sobrecogedora confrontación.

Allí, haciendo referencia a un devastador ataque de la artillería vietnamita en preparación a la ofensiva contra la posición fortificada Beatrice, narró que “Los legionarios solo tendrán una palabra para describirlo, dirán que fue el infierno. Pero esa palabra aún queda lejos de representar lo que fue, porque si imaginamos el infierno como el reino del fuego y la desesperación, no estamos pensando en el ruido. Y es por el ruido por donde comienza el horror. El diluvio que se precipita sobre la posición es de entrada un fragor continuo, una serie sin pausa de crujidos y explosiones que se apoderan de los oídos y aniquilan cualquier sensación. Es imposible moverse. Los músculos se licuan, los ojos se cierran, la mente queda vacía. La cabeza vibra, parece que está a punto de estallar. No es posible elaborar ideas coherentes. Solo pueden verse rostros que hacen muecas, ojos fijos y bocas torcidas”.  

Ante un ataque con cohetes a que fue sometida la infantería francesa, Bergot subrayó: “La tierra tiembla y los hombres caen, destrozados, mientras gritan; el aire se vuelve irrespirable, saturado por el humo acre de la cordita. Es el apocalipsis. Dien Bien Phu queda devorado por el hierro y las llamas”. El choque entre la infantería no fue menos brutal y el propio Bergot narró que durante una noche de combates en la posición Eliane, la lucha “es una visión de pesadilla bajo la claridad amarillenta de las bengalas; los viets suben por las laderas a centenares como si de olas se tratase. Y justo por debajo, en la cloaca en la que se han convertido los Capos Elíseos, se pude imaginar el cuerpo a cuerpo entre los legionarios y los bo-dois (vietnamitas) que se disparan a boca jarro y se destripan con cuchillos y bayonetas entre rugidos”.

Las tropas francesas se rindieron 7 de mayo de 1954, tras lo cual se celebró la  Conferencia de Ginebra en julio del mismo año. Allí se decidió dividir el país por el paralelo 17, estando el norte bajo en control de los comunistas apoyados por China y la Unión Soviética, con capital en Hanoi y el sur por los Estados Unidos, con capital en Saigón, estando la ancestral capital imperial de Hue en el sur. También se decidió que el país fuera unificado a través de elecciones y se pactó el retiro de las tropas extranjeras de los tres países de Indochina. El acuerdo no solucionó nada, pues el Norte consideró que al haber vencido a Francia había ganado todo el país y se sintió traicionado por la cancelación de las elecciones que unificarían al país y que claramente ganarían los comunistas. Por ello Ho Chi Minh y el General Giap empezaron a planificar, desde 1959, un levantamiento en el sur para lograr la unificación, dando la orden de construir la Ruta Ho Chi Minh, que partía de Vietnam del Norte y cruzaba Laos – Camboya, para desembocar en el sur, siendo ese el camino que seguirían millones de hombres, equipos y armas que se emplearon en la guerra.

Estados Unidos, bajo el Presidente Eisenhower, decidió apoyar lo que quedaba de Vietnam en el contexto de la Guerra Fría. En dicho marco se consideró que lo que ocurría en Vietnam era responsabilidad de Moscú, que controlaba tanto a Pekín como a Hanoi, siendo una zona en la que estaba en juego el equilibrio estratégico entre las superpotencias. Los norteamericanos decidieron poner como presidente de Vietnam del Sur a Ngo Dinh Diem y crear el Ejercito de la Republica de Vietnam (ARVN), sin embargo, Diem fue una mala elección al ser un católico que aspiraba a dirigir un país de mayoría budista. Su comportamiento fue el de un autócrata, siendo muy poco receptivo frente a los intereses y problemas de la población mayoritariamente campesina de Vietnam del Sur, que giraban en torno a la tenencia de la tierra y la unificación del país. Esto generó crecientes niveles de violencia no solo producto de las acciones del Vietcong, la famosa guerrilla formada por habitantes del Sur en apoyó al norte desde 1957, sino especialmente por las políticas de represión de Dien contra los budistas, a lo que se sumaba la alta corrupción del gobierno.

El presidente Kennedy mantuvo la misma línea estratégica al seguir viendo a Vietnam como un apéndice de la lucha contra los soviéticos. La visión de esta administración avanzó al percibir que en la guerra también había un conflicto civil, recorrido por un fenómeno frente al cual los norteamericanos tenían una comprensión limitada: La guerra de guerrillas. Las guerrillas fueron entendidas como la ola del futuro y una prueba para la estrategia de contención de los Estados Unidos, siendo vital enfrentarlas para ganar la Guerra Fría. Para ello la administración Kennedy decidió aumentar el número de asesores militares, que entre 1961 y 1963 pasaron de 3.164 a 16.263, siendo claro que la guerra era un asunto de Vietnam del Sur y que los soldados de los Estados Unidos no lucharían sobre el terreno. Diem, ante la incapacidad de enfrentar los problemas que aquejaban el Sur sufrió un golpe de Estado y fue asesinado el 1° de noviembre de 1963. El Presidente Kennedy fue asesinado el día 22 del mismo mes.

Lindon Baines Johnson (1964-1968) asumió la presidencia tras la muerte de Kennedy y aunque mantuvo el mismo lineamiento estratégico, llegó con una visión distinta del rol de EEUU en Vietnam, ya que él era partidario de involucrarse activamente en la lucha. El Presidente Johnson tenía poco conocimiento, interés o comprensión de la política internacional, así como un limitado conocimiento de los vietnamitas, siendo Vietnam un escenario extremadamente complejo en el que se  buscaba derrotar un determinado ejército guerrillero en una difícil geografía selvática y democratizar una sociedad de 38,3 millones de habitantes, ajena a todo concepto de democracia, no existiendo un consenso dentro de la administración sobre si los norteamericanos debían retirarse o involucrarse más, estaban en un callejón sin salida. Entre tanto Vietnam del Norte había decidido fortalecer las guerrillas del Vietcong y la infiltración de unidades del Ejército de Vietnam del Norte en el sur, para continuar desestabilizando a los survietnamitas. En este contexto sucedió, el 2 y el 4 de agosto de 1964, el incidente del Golfo de Tonkín, en el cual dos destructores norteamericanos, el Maddox y el Turner Joy, se enfrentaron en confusas circunstancias contra patrulleras norvietnamitas.

Estados Unidos respondió al incidente desde el plano militar con la Operación Pierce Arrow, que consistió en una serie de bombardeos de la Fuerza Aérea sobre los puertos de Quang Khe y Hong Gai. Desde el plano político el Congreso norteamericano promulgó la Resolución del Golfo de Tonkín, aprobada los días 7 y 8 de agosto en el Senado y la Cámara de Representantes, momento en el que se contabilizó solo un voto en contra en cada cámara. La Resolución fue un cheque en blanco del poder Legislativo al Ejecutivo, donde se autorizó al Presidente a “Tomar las medidas necesarias para repeler cualquier ataque armado contra las Fuerzas de los Estados Unidos e impedir nuevos ataques”. Johnson vio la resolución como una oportunidad para mostrar determinación, la voluntad de actuar y que no se temía a la guerra, el objetivo principal era disuadir e intimidar a los norvietnamitas para que dejaran de desestabilizar el sur. Sin embargo, Vietnam del Norte interpretó la Resolución de Tonkín como una declaración de guerra en toda regla y actuó en consecuencia, procediendo a atacar bases y blancos norteamericanos.

Tras el incremento de los ataques norvietnamitas contra los asesores norteamericanos en el Sur, la Fuerza Aérea estadounidense lanzó acciones limitadas que se convirtieron en una pesada campaña de bombardeos contra el norte conocida como Rolling Thunder y en la cual se lanzaron cerca de 643.000 toneladas de bombas. Ante la necesidad de proteger las bases y personal norteamericano se desplegó 34 Infantes de Marina el 8 de mayo de 1965 para proteger el gran puerto de Danang. Este número se incrementó con el paso de los años hasta llegar a los 543.000 hombres de las Fuerzas Militares de los Estados Unidos, en 1969. El involucramiento militar directo de los Estados Unidos reflejó el fracaso de 11 años de esfuerzos por estabilizar Vietnam del Sur. Los norvietnamitas respondieron con una feroz guerra de guerrillas, que no tenía nada que envidiar a las libradas por las hermanas Trung o Le Loi en el pasado contra los chinos, combinando en sus acciones contra los estadounidenses subversión política, terrorismo, ataques guerrilleros y batallas cámpales; siendo una guerra muy difícil de presentar o entender en los Estados Unidos.

Los norteamericanos, en cabeza de hombres como el Presidente Johnson, el General William Westmoreland y el Secretario de Defensa Robert McNamara, estaban convencidos de que generando una muy alta tasa de bajas (Búsqueda y destrucción – Conteo de cuerpos) a los norvietnamitas, lograrían hacerlos desistir de sus esfuerzos por desestabilizar Vietnam del Sur. Para ello se buscó que las unidades norteamericanas entraran en contacto con el Vietcong o el Ejército de Vietnam del Norte, tras lo cual se procedía a utilizar el superior poder de fuego de infantería norteamericana, así como a bombardear la zona con helicópteros, aviones, artillería o fuego naval. La tasa de bajas causadas al norte fue abrumadora, por cada soldado norteamericano caído, los vietnamitas perdían diez de los suyos, sin embargo, los norvietnamitas dieron muestras de una aterradora determinación y capacidad de sacrificio que desconcertó a los estadounidenses quienes no lograron ni disuadirlos, ni avanzar en la creación de un gobierno viable y estable en el Sur, aunque estaban confiados en ir ganando la guerra.

En ese contexto y aprovechando el convencimiento de los estadounidenses, expresado a través del Presidente Johnson y el General Westmoreland, en el sentido de que “El enemigo está muy debilitado y no tiene la capacidad de realizar acciones ofensivas mayores”, los norvietnamitas decidieron lanzar un ataque a gran escala contra las principales ciudades de Vietnam del Sur, el 30 de enero de 1968, día del Año Nuevo Lunar o Tet y que se convirtió en el punto de inflexión de la guerra. Era un curso de acción muy arriesgado porque las guerrillas debían abandonar la seguridad de las selvas y concentrarse para atacar las ciudades, lo que las convertía en un fácil blanco para el descomunal poder de fuego de las fuerzas norteamericanas. Los objetivos de la ofensiva fueron atacar las principales ciudades y 35 capitales de provincia (Ofensiva General), promover un levantamiento general de la población de Sur y luego conseguir el derrocamiento del gobierno, siendo los principales blancos de la Ofensiva del Tet, la capital – Saigón, una base norteamericana conocida como Khe Shan cerca de la zona desmilitarizada, en el paralelo 17 que dividía el norte del sur y la ancestral Ciudad Imperial de Hue.

Desde la guerra contra los franceses la ciudad de Hue había permanecido en calma al haberse desplazado las capitales políticas a Saigón en el sur y Hanoi en el norte, manteniendo su inigualable valor simbólico como capital arquitectónica, cultural y religiosa. La ciudad tenía una vida relativamente tranquila, donde su población budista, los monjes y los estudiantes universitarios veían con distancia las luchas intestinas entre el norte y el sur, respaldados por sus respectivos aliados. Tan solo llegaron a proveer liderazgo informal en 1966 con el fin de responder al continuo cambio de generales que luchan por tomar el poder en Saigón desde el asesinato de Diem. Sus habitantes seguían disfrutando de la arquitectura, los jardines, el rio Perfume y la mezclan entre los mundos vietnamita, chino y francés.

De manera esporádica llegaron a cometerse actos de terrorismo que estaban muy lejos de ser comparables con los aterradores niveles de violencia que se vivían en otras partes del país. De allí que dentro de La Ciudadela, en la zona que ocupó el despliegue militar francés, se ubicaran los cuarteles de la Primera División del Ejercito de Vietnam del Sur, mientras que en la parte francesa de la ciudad se ubicaban los cuarteles de las fuerzas de los Estados Unidos. Entre ambos sumaban cerca de doscientos hombres que no cumplían labores de combate y que estaban dedicados a trabajos administrativos o de coordinación, no contando con armamento pesado y siendo una ciudad que nunca había visto combates, el despliegue masivo de fuerzas del Vietcong o del Ejército de Vietnam del Norte.

Esta debilidad y su incomparable valor simbólico la convirtieron en un blanco de primer orden en el marco de la Ofensiva del Tet ya que mostraría la incapacidad del Sur y de sus aliados norteamericanos, para proteger una de las ciudades más importantes del país. De acuerdo con el relato del Coronel Richard Camp en su libro, <<Muerte en la Ciudad Imperial>>, a las 3.40am del 31 de enero de 1968, diez mil soldados del Ejército de Vietnam del Norte y del Vietcong, que habían infiltrado la ciudad y se habían acercado cuidadosamente a ella desde hacía meses, lanzaron el ataque contra las murallas, momento en que cuatro zapadores del NVA, vestidos con uniformes del ARVN, avanzaron sobre la puerta sur ejecutando los guardias y abriendo las puertas. Nguyen Thi Noa, “residente de 20 años recuerda como su madre lo había despertado a las 4:00am para rezar, cundo escucharon el sonido de armas de fuego y el pesado sonido de las botas de los soldados que avanzaban, abriendo la puerta se veían tropas por todos lados”.

Rápidamente los soldados norvietnamitas lograron tomar el control del Palacio Imperial y la mayoría de La Ciudadela, así como las instalaciones de la universidad, la prisión, el hospital y muchos otros edificios gubernamentales e iglesias, en el lado francés de la ciudad. Solo los cuarteles de la I División Survietnamita y los de los Estados Unidos no pudieron ser tomados, logrando las tropas allí desplegadas mantener a raya a los atacantes, mientras se empezó a llamar refuerzos para responder a la toma de la ciudad. Apresuradamente y aprovechando el extraordinario desarrollo arquitectónico – militar de la ciudad los norvietnamitas procedieron a organizar posiciones defensivas basadas en puntos fortificados. Dichos puntos contaban con infantería, francotiradores, morteros, ametralladoras y lanza cohetes, estando los puntos acompañados por otros más pequeños que reforzaban el punto principal, se reforzaban ente si y a otros puntos fortificados. Una auténtica pesadilla para cualquier fuerza atacante que tuviera que retomar el control de la ciudad.      

El 1° de febrero la infantería de Marina de los Estados Unidos con sus fuerzas de reacción y las tropas del Ejército de Vietnam del Sur recibieron órdenes de retomar la ciudad. En las aproximaciones iniciales al foso y el muro del perímetro externo se evidenció que las armas ligeras eran inútiles frente a los macizos muros y las posiciones fortificadas de Vietnam del Norte, simplemente las armas no les hacían nada. Inicialmente los comandantes responsables por la ciudad de Hue, el General Robert E. Cushman Jr. y el Teniente General Hoang Xuan Lam, estuvieron en contra del uso de bombardeos aéreos o el fuego de artillería en la ciudad, pues no querían afectar un lugar tan antiguo y sus edificios históricos, pero al mismo tiempo reconocieron que tal vez tendrían que hacerlo. A medida que se incrementaban los muertos y los heridos, se evidenció que sería imposible avanzar sin el uso de armamento pesado.

El 3 de febrero todas las restricciones para el empleo de armas de apoyo fueron removidas, con lo que ahora se podían utilizar para retomar la ciudad, gases lacrimógenos, bombardeos aéreos, tanques, cañones navales, cañones sin retroceso, lanzagranadas y artillería de todos los calibres, el destino de la arquitectura de la ciudad estaba sellado. Entre el 3 y el 22 de febrero los Marines y el Ejército de Vietnam del Sur se abrieron paso lentamente demoliendo las murallas de la ciudad, los edificios, palacios y casas de La Ciudadela, convertidos en fortines por los norvietnamitas y finalmente el Palacio Imperial. Los avances se hacían a costa de las vidas de los civiles, los atacantes y los defensores norvietnamitas, quienes fieles a la tradición del país en ningún momento dejaron de luchar pese a saber que no podrían ganar, mostrando una valentía y determinación extraordinarias.  

El Capitán Myron Harrington manifestó ante una pregunta que se popularizo durante y después del Tet, en el sentido de que ¿Habían destruido la ciudad para salvarla?, que: “No creo que el Ejercito de Vietnam del Norte y Vietcong se fueran a rendir, aún si lograban rodear la ciudad y trataran de rendirla por hambre; tenía que ir allí y retomarla, no había otra forma excepto sacarlos; pero no fuimos a la ciudad simplemente para mostrar cuan poderosas eran nuestras armas, cuanto poder destructivo poseíamos; hicimos nuestros mejores esfuerzos para evitar daños maliciosos, sin embargo, si había que destruir una casa, se destruía”. Los combates urbanos casa por casa fueron brutales en la ciudad antigua y en la zona francesa, centenares de hombres murieron en combates cercanos o cuerpo a cuerpo, donde podían tardarse dos día de lucha en recorrer 180 metros, batallando entre sí ferozmente con todo lo que tenían a la mano.

Wyatt Olson, en su artículo <<América recuerda la agobiante y agotadora batalla por Hue como particularmente brutal>>, menciona que “la gigantesca bandera norvietnamita que hondeaba en la torre sur se convirtió en una obsesión para los Marines, quienes avanzaron en medio de los cadáveres, los heridos, las ruinas, el humo y la destrucción, con el inquebrantable propósito de removerla”. Cuando el día 25 de febrero lograron tomar la torre y desmontar la bandera “no hubo celebración, todas las tropas estaban tan agobiadas y exhaustas que la única cosa que se podía celebrar era el hecho de estar vivo por los siguientes quince minutos”, siendo observables las ruinas de la Puerta Sur y el esfuerzo realizado en los 26 días de batalla por los bandos enfrentados. Los norteamericanos tuvieron 218 muertos y 1.364 heridos, el Ejército de Vietnam del Sur tuvo 384 muertos y 1.830 heridos. Las fuerzas comunistas perdieron más de 5.000 hombres y se desconoce el número de heridos, siendo claro que algunos lograron escapar por una trinchera especial que se construyó a las afueras de la ciudad.

Sin embargo, el costo más alto de la batalla lo pagaron los civiles. De una población de 140.000 habitantes, 116.000 fueron desplazados y perdieron sus hogares. Miles se contabilizaron como muertos y entre 3.000 a 6.000 civiles fueron ejecutados por el Vietcong y el Ejército de Vietnam del Norte en desarrollo de una masacre realizada contra los colaboradores o simpatizantes de los Estados Unidos en la ciudad. El soldado Ronal Defore narró cómo “al entrar a la ciudad, en las calles había civiles muertos por todas partes, ejecutados por NVA, parecían haber sido ejecutados con sus familias, podías encontrar a una madre con su esposo y sus hijos, mientras que algunas de las mujeres jóvenes habían sido violadas”. Las personas fueron identificadas a partir de listas que habían sido elaboradas previamente y buscadas en sus casas o llamadas a través de megáfonos, siendo blancos principales los docentes universitarios, los funcionarios del gobierno, los militares y las personas que directa o indirectamente trabajaron con los estadounidenses o el gobierno de Vietnam del Sur. Muchas de las víctimas fueron amarradas de manos y ejecutadas con disparos, otras fueron enterradas vivas y la mayoría de cuerpos fueron lanzados a fosas comunes. Hasta la fecha ha sido muy difícil tener claridad sobre el total de las víctimas de este atroz hecho.

En todo este panorama de muerte y destrucción se evidenció que de los 160 edificios que conformaban la ciudad de Hue, tras la batalla solo permanecieron 10 en pie. La ancestral Ciudad Imperial de Hue estaba completamente devastada. La joya arquitectónica de Vietnam yacía en ruinas, el Rio Perfume había perdido su encanto, su exquisita fragancia había sido eclipsada por hedores amargos reflejo de la muerte y la destrucción que ahora dominaban la ciudad. La Ofensiva del Tet no logró ninguno de los objetivos que se propuso, siendo un duro fracaso militar para las fuerzas de Vietnam del Norte que perdieron más de la mitad de su fuerza atacante en todo el país y para el Vietcong, que fue aniquilado casi por completo. Los norteamericanos y el Ejército de Vietnam del Sur obtuvieron una indiscutible victoria militar, sin embargo, el impacto del Tet en la alterada, volátil e inconsistente opinión pública estadounidense, los medios de comunicación y altos tomadores de decisiones, llevaron al convencimiento de que no podían continuar la lucha, había que retirarse, decisión que se concretó en 1973. Tras la victoria de Vietnam del Norte en 1975 y la unificación del país bajo su liderazgo, la reconstrucción de la Ciudad Imperial de Hue ha sido lenta y continua en la actualidad, siendo todavía posible identificar las huellas de la batalla de 1968 en diferentes lugares de la urbe, que fue declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1993.

Coronel (R) Camp Jr Richard (2018). Death in the Imperial City: US Marines in the battle for Hue, January 31 to march 2 1968. Defense Department – Historic Division – Marine Corps – Marines in the Vietnam War commemorative series. Quantico Virginia.

Jamieson Neil (1995). Understanding Vietnam. Berkeley and Los Angeles California. University of California Press.

Karnow Stanley (1997). Vietnam a history. New York. Penguin Books.

Nguyen Thi Ha Thanh (2010). The Hue Citadel area in the transition of urban composition during the rise and fall of the Nguyen Dynasty in the 19th Descargado de http//hdl.handle.net/1012/3030

Olson Wyatt (2018). Americans remember grinding, exhausting Hue battle as ‘particularly brutal’. Descargado de: https://www.stripes.com/news/special-reports/1968-stories/americans-remember-grinding-exhausting-hue-battle-as-particularly-brutal-1.507059

Phan Thuan An and Nguyen Van Hue (2019). Architecture of the ancient capital of hue – Vietnam national characteristics and foreign influences. Descargado de: http://seasite.niu.edu/vietnamese/vnculture/culture.htm

Shenonnov Philip (1993). The mist of Perfume River. Descargado de: www.nytimes.com/1993/11/21/magazine/the-mist-of-perfume-river.html

Villard Erik (2008). The 1968 Tet Offensive, battles of Quang Tri city and Hue. US Army Center of Military History. Fort McNair DC.

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Guerra en Siria 2011 - 2017

Autor:

Guerra en Siria 2011-2017: Aproximación los objetivos e intereses de Siria, Estados Unidos, Rusia y sus aliados. Publicado por Amazon KDP. Septiembre de 2018. Middletown DE – USA.

Descripción:

Desde marzo de 2011 la República Árabe de Siria se ha visto consumida por una brutal guerra que hunde sus raíces en la convergencia de varias confrontaciones interconectadas, que han sido alimentadas por actores nacionales, regionales y mundiales, quienes a partir de una particular identificación de objetivos, intereses, riesgos y oportunidades, tanto potenciales como reales, han decidido luchar con particular ferocidad. El conflicto continuó adquiriendo nuevas connotaciones marcadas por la profundización de una guerra muy degradada y por el incremento de las tensiones entre norteamericanos y rusos. ¿Qué factores internos y externos llevaron a la confrontación? ¿Cuáles son los intereses u objetivos de los actores involucrados en la guerra? y ¿Qué lecciones deja este conflicto? son algunas de las preguntas que se pretende responder con este breve texto, que busca contribuir a la comprensión de esta guerra.

Primera guerra mundial

A cien años del inicio de la Gran Guerra sigue causando consternación la manera en la que se concatenaron los hechos y se dio forma a las decisiones de los gobiernos europeos en respuesta al asesinato del Archiduque Francisco Fernando, heredero al trono del Imperio Austrohúngaro, en Sarajevo, a manos de un nacionalista Serbio. Las acciones puestas en marcha en ese momento llevaron a los pueblos de Europa a una titánica confrontación, incomparable en sus magnitudes y cuyas consecuencias marcaron el Siglo XX. En aquel verano de 1914 se desencadenó una compleja maquinaría de alianzas político – militares, que en los siguientes cuatro años consumió la fuerza vital de las naciones europeas. Las complejas visiones e intereses de las potencias europeas se vieron reflejados en el manejo de la política exterior, explicando en buena medida, las causas de la guerra. Sin embargo, la guerra también fue posible porque los gobiernos contaron durante parte de la misma con el apoyo decidido de la sociedad. En ese sentido, el presente libro busca presentar la forma en la que interactuaron los gobiernos entre sí y los gobiernos con sus sociedades antes de la guerra, dando cuerpo a sus causas.

Homo Furens o el hombre como guerrero

Autor:

Homo Furens o el hombre como guerrero. Publicado por Editorial Académica Española. Agosto de 2016. Dusseldorf – Alemania.

Descripción:

La guerra es tal vez la más compleja y perdurable de las actividades sociales que emprenden los seres humanos, siendo un referente cultural común para todas las civilizaciones. Los esfuerzos por comprenderla, librarla exitosamente o prevenirla, están dentro de los campos de estudio que requieren de mayor atención. Aunque la guerra colma las páginas de la historia e involucra un gran número de elementos que interactúan de forma constante haciéndola un sistema extraordinariamente complejo, sigue siendo una actividad en la que el individuo que la lleva acabo es central. Por ello en este texto se busca hacer una breve reflexión sobre la guerra desde ese nivel, el del individuo, el soldado, que es quien enfrentado a la dura realidad de la guerra se transforma en un Homo Furens, en un guerrero, una subespecie del Homo Sapiens, que surge por y para la guerra, definiendo su naturaleza, dándole fuerza y dinamismo, así como continuidad. Esta situación es resultado de varios elementos, siendo central los encantos o placeres que las personas, convertidas en guerreros, encuentran en la guerra.